domingo, 12 de diciembre de 2010

Rubén Darío

Rubén DaríoNació el 18 de enero de 1867, Nicaragua. Fue criado por su abuela tras la separación de sus padres. En el año 1986 viaja a Santiago de Chile, donde publicó su primer gran título: Azul (1888), libro que llamó la atención de la crítica. En el año 1892 viajó a España como representante del Gobierno nicaragüense para asistir a los actos de celebración del IV Centenario del descubrimiento de América. 
Con una dichosa facilidad para el ritmo y la rima creció Rubén Darío en medio de turbulentas desavenencias familiares. Pero ya en su época  de prestigiosos tópicos románticos comenzaba a desgastarse y se ofrecía a la imaginación de los poetas como las armas inútiles. Rubén Darío estaba llamado a revolucionar rítmicamente el verso castellano, pero también a poblar el mundo literario de nuevas fantasías, de ilusorios cisnes, etc.
Durante su primeros años estudió con los jesuitas, a los que dedicó algún poema cargado de invectivas, aludiendo a sus "sotanas carcomidas" y motejándolos de "endriagos"; pero en esa etapa de juventud no sólo cultivó la ironía: tan temprana como su poesía influida por Bécquer y por Victor Hugo fue su vocación de eterno enamorado. Según propia confesión en la Autobiografía, una maestra de las primeras letras le impuso un severo castigo cuando lo sorprendió "en compañía de una precoz chicuela, iniciando indoctos e imposibles Dafnis y Cloe, y según el verso de Góngora, las bellaquerías detrás de la puerta".
Antes de cumplir quince años, cuando los designios de su corazón se orientaron irresistiblemente hacia la esbelta muchacha de ojos verdes llamada Rosario Emelina Murillo.
Escribe sus libros más valiosos: Cantos de vida y esperanza (1905), El canto errante (1907), El poema de otoño (1910), El oro de Mallorca (1913). Rubén Darío es citado generalmente como el iniciador y máximo representante del Modernismo hispánico. Darío escribió la obra que tradicionalmente se ha considerado el punto de partida del Modernismo, su libro Azul…(1888).

La obra de Rubén Darío
Su poesía, tan bella como culta, musical y sonora, influyó en centenares de escritores de ambos lados del océano Atlántico. Darío fue uno de los grandes renovadores del lenguaje poético en las Letras hispánicas. Los elementos básicos de su poética los podemos encontrar en los prólogos a Prosas profanas, Cantos de vida y esperanza y El canto errante. Entre ellos es fundamental la búsqueda de la belleza que Rubén encuentra oculta en la realidad. Para Rubén, el poeta tiene la misión de hacer accesible al resto de los hombres el lado inefable de la realidad. Para descubrir este lado inefable, el poeta cuenta con la metáfora y el símbolo como herramientas principales. Directamente relacionado con esto está el rechazo de la estética realista y su escapismo a escenarios fantásticos, alejados espacial y temporalmente de su realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario